SÍNDROME DEL BOSQUE PERDIDO

(English version HERE)

«… la explicación más plausible hoy en día consiste en que el cerebro sigue teniendo un área dedicada al bosque perdido, por lo que la persona sigue sintiéndolo: ante la ausencia de estímulos de entrada que corrijan el estado en el bosque, el área genera por su cuenta las sensaciones que considera coherentes.»

Hoy, cuando volvía a casa, en mi camino habitual, atravesando los pinares profanados por la carretera y por mi coche, disfrutando como siempre de cada árbol, de cada copa, de cada tronco, sentí espontáneamente, con absoluta claridad, que me encontraba entre ellos y que lo urbanizado, en realidad, suponía su ausencia, no mi hogar.

En el preciso instante en que lo humano reemplazaba al bosque, percibí los últimos arboles quedarse atrás como si me los arrancasen, y fui consciente por primera vez de que sufro de «síndrome del bosque perdido».

«Entre el 50 y 80% de las personas sin bosque experimentan estas sensaciones fantasmas donde faltan los árboles, y la mayoría de estas personas dice que las sensaciones son dolorosas.»

Yo estoy convencida de que esta dolencia es reversible. Nuestro cerebro reserva ese área para que en cualquier momento la encajemos perfectamente con el bosque encontrado. Yo siento que es un área totalmente regenerable, y que se alimenta de experiencias cercanas a la vegetación, a los animales, bien sean reales o puramente mentales.

Otro día, por esa misma carretera, intentando mitigar el ruido de la contaminación de mi motor con el aire que entraba legítimamente desbocado por las ventanillas abiertas, vi otro vehículo parado en un camino forestal paralelo a la vía y, a pocos pasos más adelante, un joven que caminaba por él. Deseé ser yo quien caminaba en su lugar. En ese momento el muchacho giró su cabeza como si hubiese escuchado mi deseo, me miró tranquilo y justo en ese instante pude oler los pinos y la hierba como si yo estuviese en el camino caminando donde él lo hacía.

El bosque quiso conectarme consigo utilizando otro miembro de mi especie. Y juro que yo pude oler los pinos, como no lo había hecho segundos antes.

Creo además que los bosques también mantienen las áreas donde faltamos sus habitantes. Nos esperan. Ellos son pacientes, como los padres con sus hijos: aunque nunca volviesemos, su amor es tan grande, que puede esperar eternidades sin flaquear un segundo.

Me siento esperanzada. Solo espero que mi mensaje llegue a todos y que así puedan detectar este síndrome, para mantener sus bosques perdidos un poco más presentes, más cercanos.

«Los síntomas se dan en las personas que no han vuelto al bosque, y en las que, desde que nacieron, no han ido jamás. Los síntomas se perciben donde se anhelan árboles que no existen, e incluyen:

Dolor.
Sensación de que los árboles están detrás de uno.
Extrema tristeza con la tala o el fuego.
Añoranza de animales.
Sensación de que algo falla.
Sensación de frialdad.»

Si puedes reconocer los síntomas y crees padecer este síndrome, por favor, no dudes en acercarte a los árboles más cercanos, aunque sean parques o jardines urbanos. Todo contacto es valioso.

Solo me pregunto… ¿cómo sentirán los bosques nuestra ausencia?

Andy-Kehoe-Creatures-3

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4 comentarios sobre “SÍNDROME DEL BOSQUE PERDIDO

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