CATEDRALES, SAGRADAS COMO UN BOSQUE

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(English here)

Para algunos, como Willhem Worrigener, el gótico es “la expresión en piedra de la tradición celta, que simulaba con el diseño de las catedrales los bosques primigenios europeos”.

En 1802, Chateaubriand “reivindicaba la belleza de este estilo y su capacidad para despertar o, en su caso, incentivar la espiritualidad, llegando a denominarlas ‘bosques sagrados’”.

(«El enigma de las catedrales», de José Luis Corral)

Personalmente pienso que hemos perdido los recuerdos directos de experiencias vividas en bosques milenarios, tal y como pudieron tener nuestros antepasados cuando aun habitábamos los bosques y selvas que cubrían la tierra, pero la memoria instintiva aun persiste. Lo único es que confundimos las catedrales arquitectónicas con los bosques vivos…

Pero los estímulos y reacciones son inconfundibles.

Como la sensación de percibir el paso de todas las personas que en el pasado estuvieron en el templo… como expliqué de forma un tanto fantástica en otro artículo, Síndrome del Bosque perdido, creemos sentir la vida donde no la hay, porque confundimos la forma aparente de la construcción con la auténtica naturaleza del bosque, donde sí existe vida que sentir, donde sí formamos parte del todo con el que nos fusionamos químicamente mediante los aromas, el oxígeno, la tierra, la humedad, donde los sentidos sí cobran absoluto significado, y escuchar, oler, tocar, es vital…

O como la plenitud experimentada al mirar arriba, al ver llegar la luz, al ver los pilares y columnas extenderse desde sus fustes hacia los nervios de las bóvedas… Nuestros ojos ven argamasa y piedra, nuestro subconsciente, troncos, ramas y hojas protectoras. Entre ellas nuestra vida ha encontrado refugio por miles de años, cobijo, y deleite. La luz tamizada por los colores de las estaciones a lo largo de cada año, llega a nosotros como una bendición, no para matarnos de sed como en los campos abiertos sin protección.

Incluso los detalles, como el frescor, la penumbra protectora, los lugares de recogimiento…

The Forest Cathedral

Las similitudes son evidentes, y los juegos formales, inevitables y muy deseables.

«CATEDRAL» DE Kevin Atherton. THE FOREST OF DEAN.

Woods a Foggy Start

Pero no debemos olvidar que la sacralidad de las catedrales son una deuda de éstas con los bosques. Nuestra veneración, arrebatamiento, despertar, iluminación, provienen de nuestras experiencias en ellos grabadas en nuestra genética en forma de maneras de sentirlos, de reaccionar, de vivirlos. Tal vez un día seamos plenamente conscientes de ello. Mientras tanto nuestra psique sigue jugando y ya empieza a manifestarse en esa dirección.

CATEDRALES DE ÁRBOLES

Bialowiecza, una catedral natural.

El bosque de Bialowieza figura en Wilderness Europa (Time-Life, 1976), donde Douglas Botting describe los magníficamente altos árboles elevándose hasta más de 130 pies, y la total ausencia de signos de personas. Nada interfiere con el ritmo natural de auto-generación.

«Catedral del Bosque Profundo» Andy Kehoe.

El arte es uno de los mejores aliados de los bosques. El bosque está cargado de experiencias corporeas pero tambien espirituales y subconscientes. Y el arte es el mejor vehículo para mostrarlas y hacerlas comprender y aceptar.

«Bosque catedral» por Steve Wing.

Capilla Thorncrown.

 

En el bosque cada centímetro, cada milímetro, está bendecido de mil maneras diferentes, y nosotros, como sus guardianes conscientes, debemos protegerlo con toda nuestra potencia, y también con todo nuestro entendimiento.

Forest by Ishutani.

«Un día le preguntaron a Gaudí cuál era el lugar donde mejor se podía relacionar Dios con el hombre y él contestó…»en el bosque». 
Todo su ingenio provenía de su infancia, de sus veranos en una casa de campo. Allí contempló cómo la naturaleza tiene su propia geometría, su propia arquitectura, su propia verdad…
Su obra magna no podía desentenderse de tanta belleza e hizo que el interior fuera… un gran bosque.
En la foto de Gaudí, podrás haber visto que el concibió su catedral como un bosque. Cada columna es un árbol que se eleva hacia una bóveda frondosa y que deja pasar los rayos de una luz bellísima entre sus hojas ¡Un bósque pétreo!»

Cita de Kim Bel recogida en Más árboles catedrales.

 

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